El
evento fue organizado por Gamers e inició como a las 20:30. Antes de
entrar al Auditorio ya habían cosplayers y fans en general disfrazados
de diferentes personajes como Link (con quien me tomé una foto), Zelda
y hasta Skull Kid. Este último cosplay que menciono estaba increíble
porque era muy exacto al punto en que los ojos de la máscara brillaban
con luz entre amarilla y anaranjada. Además de los diseños y cosplays
más elaborados de los –ya no tan pequeños– gamers experimentados,
también habían muchos niños de no más de 10 años con gorros y orejas de
Link.
Ya
al entrar, la Orquesta Sinfónica Nacional estaba lista con sus
instrumentos y habían tres pantallas enormes donde luego se verían los
impactantes visuales de gameplay y cinematics de diferentes juegos de Zelda.
Cuando la música comenzó a sonar el ambiente se llenó de todo tipo de
emociones y desde el minuto uno yo ya sentía como el épico (porque lo
era) sonido de los tambores, violines, harpas, flautas, cellos,
trompetas y clarinetes se mezclaba para causar escalofríos por todo el
cuerpo.
El espectáculo fue básicamente un recorrido por
Hyrule y su historia. Primero hubo una gran Obertura que sirvió como una
especie de introducción a Zelda. Chad Seiter y el productor Jeron
Moore, que estuvieron explicando parte por parte la sinfonía, hasta se
burlaron de que tal vez la intro no era tan necesaria, pues la audiencia
claramente reconocía todas sino es que la mayoría de las melodías; lo
mismo sucedió con los visuales. Ya después de la Obertura hubieron 4
movimientos, como en toda sinfonía.
Estos movimientos se dividieron en títulos de la serie de The Legend of Zelda y fueron: Ocarina of Time, Wind Waker, Twilight Princess y A Link to the Past. Ocarina fue uno de los juegos que más reconoció la audiencia, Wind Waker con su Link en pijama azul fue de lo más conmovedor del show, Twilight Princess fue sencillamente explosivo justo porque es lo más tétrico y oscuro de los juegos y A Link to the Past
sirvió para vincular esos tres títulos tan diferentes entre sí. Claro
que desde el inicio Muppet (también colaborador de unocero) y yo
decíamos que no podían haberse saltado Majora’s Mask y de hecho tuvimos razón, pues ese fue el gran final (como un extra a la sinfonía de 4 movimientos).
Durante
toda la presentación tanto la música como los visuales fueron
increíbles y como fan de ambas cosas por igual, para mí fue un gran
problema decidir qué voltear a ver en qué momento. Por un lado ver a la
Orquesta Nacional Sinfónica haciendo de las suyas con una serie tan
grandiosa era impactante y por otro lado recordar tantos momentos al ver
los videos con gameplay era precioso.
Esta informacion no es mia es una reseña